Cuando hablamos de accesibilidad, ¿realmente sabemos a qué nos referimos? El “observatorio de la accesibilidad” (Proyecto de COCEMFE) la define como la cualidad de fácil acceso para cualquier persona, incluso aquellas que tengan limitaciones en la movilidad, comunicación o el entendimiento, para llegar a un lugar, objeto o servicio.
La accesibilidad no se limita a espacios en concreto, ya que, que unos espacios si puedan ser disfrutados por todos y otros solo por un grupo, resulta excluyente.
Por ejemplo, en las actividades culturales como conciertos, teatros o musicales, la accesibilidad es aún un apartado por mejorar: accesos mal indicados o de difícil entendimiento, baños adaptados que en realidad se basan en cumplir los requisitos mínimos, plazas para personas en sillas de ruedas, comunicación para personas con discapacidad visual… En muy pocas ocasiones encontramos espacios accesibles en su totalidad para uso y disfrute de todos. Esto supone una complejidad extra para personas con discapacidad el poder disfrutar o participar en este tipo de actividades.
Pero ¿qué pasa cuando es una persona en silla de ruedas la que quiere hacer uso de un escenario?
Normalmente, los escenarios suelen estar a una altura determinada para que los protagonistas puedan ser vistos por su público. Esta altura suele estar salvada por escaleras que se convierten en una barrera que les impide disfrutar de realizar su actividad, ya sea cantar, bailar, actuar, o cualquier otra.
Este inconveniente supone una ardua tarea de búsqueda para encontrar escenarios accesibles en los que puedan participar las personas en silla de ruedas sin complicaciones, con fácil acceso y sin limitaciones.
¿Para quiénes son beneficiosos los escenarios accesibles?
No solo para las personas con movilidad reducida o algún tipo de discapacidad, si no para la sociedad al completo. La inclusión nos permite un mundo más respetuoso, con igualdad de oportunidades para todos, fomentando y garantizando que toda persona pueda participar en actividades o la vida diaria sin exclusión.
¿Cómo convertir un escenario en un elemento accesible a personas en silla de ruedas?
Existen formas muy variadas, dependiendo siempre de las características del escenario y las posibilidades viables para salvar la altura. Entre estas posibilidades están:
- Rampas telescópicas de un solo cuerpo: Para escenarios de baja altura (aprox 2 escalones). Facilitaría el acceso con una pendiente adecuada y accesible para personas en silla de ruedas.
- Plataformas salvaescaleras: La opción más viable para escenarios fijos. Estos equipos elevan al usuario junto a la silla a la altura deseada, salvando las escaleras. Una vez instalada, no es necesaria de otra persona para su utilización, dotando de total autonomía a la persona.
- Elevador móvil: La opción más versátil, convirtiendo cualquier escenario en accesible para personas en silla de ruedas. Equipo móvil es maniobrado por una sola persona y que permite elevar a una persona en silla de ruedas. Esta opción es la más óptima para empresas que se dediquen al alquiler de escenarios o Ayuntamientos que ceden los propios para festividades y asociaciones.
Un escenario accesible es un escaparate para la inclusión. Un lugar donde los protagonistas no deben de tener barreras.